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La leyenda de las botas que caminan solas.

Una de las zonas más populares de Orizaba es sin duda alguna la alameda. Sin embargo no solo es la alameda por si sola lo que hace este lugar algo especial también es el caso de las dos escuelas que se encuentran frente a ella. La leyenda dice, que a una de estas, donde hace mucho tiempo estuvo funcionando la Escuela de educación Física de Orizaba. Por la mañana de un sábado, cuando a la joven maestra que impartía clases de ingles y a sus alumnos les ocurrió una experiencia realmente fantasiosa y quizás exagerada.

desconcertados estaban maestra y alumnos reunidos en el patio de la escuela esperando que alguien les abriera la puerta del salón que iban a ocupar, cuando oyeron pasos que se acercaban, pero no vieron a nadie, pensaron que alguien les quería jugar una broma, por lo que se pusieron a buscar a quien pudiera estar escondido entre los árboles más no encontraron a nadie, por lo que se quedaron cerca de la barda haciendo conjeturas de dónde podrían venir los pasos, al volverse hacia la barda que estaba detrás de ellos, vieron con mucho asombro un par de botas tipo militar que caminaban solas sobre la barda. Ante lo anterior todos quedaron clavados al suelo observando cómo las botas bajaban la barda como si alguien las guiara y se dirigieron al grueso de un tronco de un árbol que estaba cerca y desaparecieron.

Todos quedaron totalmente atónitos ya sí los encontró la persona que llegó a abrirles el salón que iban a ocupar le comentaron la experiencia que acababan de vivir, entonces la persona les mencionó que no eran las primeras personas a las que les pasaba eso, y que siempre había pasado cosas raras en esa escuela, aunque él personalmente ya se había acostumbrado, primero porque nunca le había pasado algo malo, y segundo porque fuera de las personas a las que también les había ocurrido nadie le creía lo que ocurría cuando lo contaba.

Actualmente estas escuelas existen y esta leyenda vive gracias a los estudiantes de las secundarias cercanas que recuerdan el anterior relato al pasar por dichas instituciones.

La leyenda de la Tía.

Así le decían a una señora Carmela que vivía con un su sobrino en un patio de vecindad de la Avenida Poniente #3 frente a La Alameda. Dicha señora falleció a lo cual su sobrino decía tenía mucho dinero que nunca apareció, se comentaba lo tenía enterrado bajo un árbol de limón, pero aunque escarbaron nunca lo encontraron. Un día el sobrino de la tía al no encontrar nada pateo dicho árbol y exclamó “Al menos mi tía me dejó un limón” en ese momento el joven comió del mismo muriendo al instante. Al pasar del tiempo se comenzaron a escuchar quejidos por las noches y todos los cercanos decían que era la “tía” que andaba penando.

Con el tiempo ese patio fue vendido, se terminó de construir y nunca se encontró nada. Los nuevos dueños también comenzaron a escuchar quejidos, mandaron a bendecir la casa y al parecer cesaron pero de vez en cuando se vuelven a escuchar debido a la costumbre solo dicen “es la tía”. ¿Será? Es cosa de averiguarlo.